En tiempos de crisis, ya sean catástrofes naturales o situaciones de conmoción social, los niños son especialmente vulnerables y necesitan el apoyo y la guía de los adultos para mantener la calma y procesar lo que está sucediendo a su alrededor.
Como padres, cuidadores o educadores, tenemos la responsabilidad de proporcionar un entorno seguro y estable para los más pequeños, incluso cuando el mundo exterior parece caótico. Para ayudar a los niños a mantener la calma en estas situaciones críticas, es fundamental adoptar un enfoque integral que combine la comunicación abierta, el apoyo emocional y estrategias prácticas.
Comunicación
La comunicación es la piedra angular para ayudar a los niños a enfrentar situaciones difíciles. Es crucial hablar con ellos de manera clara y honesta, adaptando el lenguaje y la cantidad de información a su edad y nivel de comprensión.
Evita utilizar términos alarmistas, o demasiado técnicos, que puedan confundirlos o asustarlos más. En su lugar, utiliza un lenguaje sencillo y directo para explicar lo que está sucediendo. Por ejemplo, en lugar de hablar de «catástrofe natural», puedes decir «un evento natural muy fuerte que ha afectado a nuestra comunidad».
Es importante ser honesto sobre la situación, pero sin proporcionar detalles innecesarios que puedan aumentar su ansiedad.
Escuchar activamente a los niños es tan importante como hablarles. Dales espacio para expresar sus preocupaciones, miedos y hacer preguntas. No minimices sus sentimientos ni los descartes como “irracionales” o los subestimes por ser “infantiles”. En cambio, valida sus emociones diciéndoles que es normal sentirse asustado o preocupado en situaciones como estas.
Puedes decir algo como: «Entiendo que te sientas asustado. Es una situación difícil y es normal tener miedo. Estoy aquí para ayudarte y juntos vamos a estar bien». Esta validación les ayuda a sentirse comprendidos y les genera la seguridad y el espacio para procesar sus emociones de manera saludable.
Estrategias
Mantener una rutina, en la medida de lo posible, es fundamental para proporcionar una sensación de normalidad y seguridad a los niños durante tiempos de crisis. Aunque las circunstancias externas puedan ser caóticas, trata de mantener horarios regulares para las comidas, el sueño y las actividades diarias. Esto les da a los niños una estructura a la que aferrarse y les ayuda a sentir que tienen cierto control sobre su entorno.
Si las rutinas habituales no son posibles debido a la situación, crea nuevas rutinas temporales que se adapten a las circunstancias actuales. Incluso pequeños rituales, como leer un cuento antes de dormir o cantar una canción juntos cada mañana, pueden proporcionar consuelo y estabilidad.
En situaciones de crisis, el manejo del estrés es crucial tanto para los adultos como para los niños. Enseña a los niños técnicas simples de relajación que puedan utilizar cuando se sientan abrumados. La respiración profunda es una herramienta poderosa y fácil de aprender. Puedes enseñarles a inhalar lentamente contando hasta cuatro, mantener la respiración por un momento, y luego exhalar contando hasta cuatro.
Otra técnica útil es la relajación muscular progresiva, donde los niños tensan y luego relajan diferentes grupos de músculos, comenzando por los pies y subiendo hasta la cabeza. Estas técnicas no solo les ayudan a calmarse en el momento, sino que también les proporcionan herramientas que pueden utilizar a lo largo de su vida para manejar el estrés.
El ejercicio físico y las actividades creativas son excelentes formas de ayudar a los niños a liberar tensión y procesar sus emociones. Si es seguro hacerlo, anima a los niños a moverse y jugar. El movimiento físico ayuda a liberar endorfinas, que son hormonas que mejoran el estado de ánimo.
Si el espacio es limitado, incluso ejercicios simples como saltar en el sitio o hacer estiramientos pueden ser beneficiosos. Las actividades creativas como dibujar, pintar o escribir pueden ser formas terapéuticas para que los niños expresen sus sentimientos y procesen lo que está sucediendo. Proporciona materiales de arte y anima a los niños a crear, sin juzgar o interpretar sus creaciones a menos que ellos quieran compartir su significado.
Limitar la exposición a los medios de comunicación es crucial para mantener la calma de los niños durante situaciones de crisis. La cobertura constante de eventos traumáticos puede aumentar la ansiedad y el miedo en los niños.
Si bien es importante mantenerse informado, trata de ver o escuchar las noticias cuando los niños no estén presentes. Si los niños mayores y adolescentes quieren estar al tanto de la situación, considera ver las noticias juntos y discutir lo que están viendo de manera constructiva. Esto te da la oportunidad de contextualizar la información y abordar cualquier malentendido o preocupación que puedan tener.
Fomentar un sentido de esperanza y resiliencia es fundamental para ayudar a los niños a enfrentar situaciones difíciles. Habla sobre cómo las personas se unen para ayudarse mutuamente durante las crisis.
Comparte historias de personas que están trabajando para mejorar la situación, como los equipos de rescate, los médicos o los voluntarios comunitarios. Esto ayuda a los niños a ver que, incluso en momentos difíciles, hay bondad y solidaridad en el mundo.
Además, involucra a los niños en actividades que les hagan sentir que están contribuyendo positivamente. Esto podría ser algo tan simple como hacer dibujos para agradecer a los trabajadores de emergencia o ayudar a preparar paquetes de suministros para los afectados por la crisis.
Es importante recordar que los niños a menudo toman sus señales emocionales de los adultos que los rodean. Como adulto, es crucial que manejes tu propio estrés y ansiedad de manera efectiva.
Practica el autocuidado, busca apoyo cuando lo necesites y modela estrategias saludables para hacer frente a la situación. Si te sientes abrumado, no dudes en buscar ayuda profesional. Mostrar a los niños que está bien pedir ayuda y cuidar de tu propia salud mental les enseña valiosas lecciones sobre el manejo del estrés y la importancia del bienestar emocional.